Lo que siembras hoy lo recogerás mañana, y los mejores recuerdos te harán sonreír en un futuro que no está tan lejos como a veces puedes imaginar.
Cosas que merecen la pena
“Sí, papá, pero, ¿y esa?.” Los ojos grandes como platos, la nariz pegada al escaparate y en la boca una gran sonrisa de la que salía a borbotones tanto vaho como ilusión. Al otro lado una simple bicicleta. No me pude resistir y a pesar de las dificultades entramos en la tienda. Todavía hoy, cuando viene a verme al centro, me recuerda que ese fue el mejor cumpleaños de su vida.
sábado, 9 de noviembre de 2013
sábado, 26 de octubre de 2013
Inseparables
Las amistades, como son a veces, ¿verdad?
Inseparables
-De esa es de la que tú no quieres hablar, pero yo nunca la olvidaré. Éramos unos críos, y me salvaste la vida –recordaba el anciano a su inseparable compañero, mientras removía lentamente su taza de café.-Sé que la modestia es una virtud, pero en exceso puede llegar a ser un defecto –continuó, apurando su taza hasta el fondo.
El reloj de la cocina marcó las seis, y el anciano se puso en pie.-Anda vamos, que empieza nuestro programa favorito. ¡Ya te has vuelto a dejar el café entero! -rezongó. Y con sumo cuidado, levantó el esqueleto de su amigo para trasladarlo al salón.
Inseparables
-De esa es de la que tú no quieres hablar, pero yo nunca la olvidaré. Éramos unos críos, y me salvaste la vida –recordaba el anciano a su inseparable compañero, mientras removía lentamente su taza de café.-Sé que la modestia es una virtud, pero en exceso puede llegar a ser un defecto –continuó, apurando su taza hasta el fondo.
El reloj de la cocina marcó las seis, y el anciano se puso en pie.-Anda vamos, que empieza nuestro programa favorito. ¡Ya te has vuelto a dejar el café entero! -rezongó. Y con sumo cuidado, levantó el esqueleto de su amigo para trasladarlo al salón.
iNaudito
Pues es verdad. Los productos de Apple también se estropean. No son iNfalibles. Gracias a un producto Apple estoy escribiendo esta entrada (un iPad), desde un pueblo de Castilla a 1250m de altura. Pero si lo hago, es también debido a que mi iPhone ha decidido resetearse cada vez que la cobertura es baja. Y esto en este remanso de paz donde me encuentro es bastante habitual. Así que aquí me encuentro, sin móvil, sin datos, sin correo, sin poder comunicarme con mi mundo electrónico, excepto por este ratito que me han prestado y que tendré seguramente que pagar con creces.
Y ¿sabéis qué he descubierto?. Que puedo vivir sin iPhone, sin iPad y sin iMac. ¡Qué lenguaje! Esta manía tan moderna de ponerle delante una i latina a todo. Dicen algunos que significa: imaginación, innovación, información. Pero perfectamente podía ser i de idiota, imbécil o iluso. Así me he sentido yo estos días. iDiota por haber pagado más por un dispositivo que teóricamente nunca se iba a estropear. iMbécil porque el único argumento demostrativo de tan alto grado de fiabilidad era que tenía dibujada una manzana mordisqueada en su carcasa. E iLuso por simplemente habérmelo creído.
Ahora no voy a dar la perorata clásica de que realmente se puede vivir sin móvil, o sin acceso.que nunca veo la tele y que lo mejor del mundo es la vida contemplativa de tu yo más interior, y la lectura de la historia del mundo. Yo nunca me he contemplado interiormente, no por nada, pero no vaya a ser que me lleve un susto. Lo que he descubierto es que aunque puedo vivir sin estos dispositivos no quiero estar sin ellos. Y lo que he aprendido es que para disfrutar de la tecnología es necesario adecuar los dispositivos al uso que se les va a dar.
Cuando regrese al mundo de las prisas y el bullicio, pediré cita en una tienda Apple. Que me acabo de enterar de que hay que pedir cita como sí fuera el médico de cabecera. Espero que alguien amable, de presencia agradable y con una camiseta con manzana incorporada sea capaz de entender que le pasa a mi móvil, sin que le tenga que demostrar mil veces lo que ya sé que va a ocurrir. Y espero que en honor a ese espíritu de servicio personalizado que se supone tiene una cita previa, quien allí este recoja mi iPhone fuera de garantía y me de uno nuevecito y empaquetado que funcione. Seguramente este siendo un iLuso de nuevo, pero es lo que espero.
Lo contrario me parecerá iNaudito.
lunes, 7 de octubre de 2013
Batallas perdidas
Llevaba tiempo sin escribir ningún micro-relato. Este fue el de la semana pasada, tenía un comienzo un poco complicado que me ha llevado a otra época. En fin...
Batallas perdidas
A grandes zancadas sobre las olas el gigante “rompe-huesos” trataba de alcanzar la costa. Allí, en la orilla, le esperaban al menos un millar de enanos dispuestos a defender su reino, como todos los años. Su líder, barba roja y hacha en mano, frunció el ceño. No podía comprender cómo el gigante insistía en atacarles, cuando todos los años salía derrotado. Saltando una y otra vez sobre un mar enfurecido, “rompe-huesos” se aproximaba a gran velocidad. De repente se detuvo, y mirando a todos esos enanos, se preguntó cómo seguían dispuestos a sacrificar cientos de compañeros. Se encogió de hombros, y la batalla comenzó.
Batallas perdidas
A grandes zancadas sobre las olas el gigante “rompe-huesos” trataba de alcanzar la costa. Allí, en la orilla, le esperaban al menos un millar de enanos dispuestos a defender su reino, como todos los años. Su líder, barba roja y hacha en mano, frunció el ceño. No podía comprender cómo el gigante insistía en atacarles, cuando todos los años salía derrotado. Saltando una y otra vez sobre un mar enfurecido, “rompe-huesos” se aproximaba a gran velocidad. De repente se detuvo, y mirando a todos esos enanos, se preguntó cómo seguían dispuestos a sacrificar cientos de compañeros. Se encogió de hombros, y la batalla comenzó.
miércoles, 10 de julio de 2013
Un día gris
Gris. Un día gris. Un día de esos en los que, de repente sientes que ya no te quedan fuerzas. Luchas y luchas, no importa lo que suceda. Te caes y te levantas. Te vuelves a caer y te vuelves a levantar. Así tantas veces como sea necesario. Tratas a la vida de tú a tú, con tu actitud, con tu esfuerzo. Le dices que no importa lo que te ponga delante. A veces justa, las más injusta. Y cuando llevas un gran camino recorrido, de pronto otro revés y vuelves a estar allí donde estabas, muy al principio. Eres consciente de todo lo que habías peleado, eres consciente de lo que vas a tener que pelear: ya lo has estado aquí antes. Tu cuerpo y tu mente miden sus fuerzas. Mientras, la vida, la muy hija de puta, te mira directamente a los ojos y te pregunta, ¿cuanta energía te queda aún?. ¿Vas a volver a intentarlo?. Y tú entre agotado y amedrentado, sabes muy dentro de ti que no. De repente, la ilusión por las cosas ha desaparecido. ¿Para qué esforzarse? ¿Para qué luchar? Y todo deja de importante...
Negro, tu mundo se vuelve negro. Todo está mal. Todo está en tu contra. Mejor no hacer nada, ¿para qué si nada vas a lograr?. Vas dejando de hacer cosas, aquellas cosas que verdaderamente te gustaban, que te hacían sentir bien. Aquellas que te generaban ilusión. Ahora solo piensas que no las haces porque realmente no quieres hacerlas. No eres consciente de lo que pasa contigo, no te das cuenta. Y te inhibes. Pasas del no quieres al no puedes. No sabes por qué. Te lo preguntas. Pero lo único que sabes es que no puedes. Has olvidado como empezó todo, y ya no recuerdas...
Blanco, tu mente está en blanco. Has construido un mundo imaginario a tu alrededor, en el que la realidad está distorsionada, o no existe. Solo existe tu mundo. En tu mente. Construyendo una fábula que sólo tú te crees, y que te hace pensar que todos desconfían de tí, que nadie te ayuda, que nadie te quiere. Crees que lo único que haces es estorbar, que no sirves para nada. Los demás no se dan cuenta que lo que realmente te pasa es que no puedes. Tu entorno se degrada, todo son enfrentamientos, nada está bien, todo son quejas y poco a poco arrastras a los demás a ese mundo que tu has creado.
Si alguna vez tienes un día gris, no dejes que mañana se convierta en un día negro. Sigue peleando, sigue luchando, por ti, por las cosas que realmente importan. Simplemente trata cada día de ser mejor persona, y harás felices a los demás. La vida consiste en eso, en vivirla. Como la vivas depende mucho de tí.
miércoles, 26 de junio de 2013
A ver si un día me atrevo
Vosotros, ¿qué deporte practicabais de chavalines, que ahora ya no practicáis y echáis de menos?. Yo me atrevo con el baloncesto.
A ver si un día me atrevo.
Desde entonces papá ya nunca juega con él. Lo dejó allí colocado, en el rincón de sus cosas, ocupando un lugar de honor entre la foto dedicada de Jordan y la medalla de plata que ganó en aquella competición. No sé si le duele más la rodilla o no haber podido terminar aquel partido, pero desde que dejó de jugar está más contento y pasa más tiempo con nosotros. A veces me paso ganas de coger su balón y ofrecerle a papá un partido.
A ver si un día me atrevo.
Desde entonces papá ya nunca juega con él. Lo dejó allí colocado, en el rincón de sus cosas, ocupando un lugar de honor entre la foto dedicada de Jordan y la medalla de plata que ganó en aquella competición. No sé si le duele más la rodilla o no haber podido terminar aquel partido, pero desde que dejó de jugar está más contento y pasa más tiempo con nosotros. A veces me paso ganas de coger su balón y ofrecerle a papá un partido.
domingo, 16 de junio de 2013
Mini-Micro-relatos
En esta ocasión hemos intentado hacer dos mini-micro-relatos, partiendo del mismo inicio. A ver si os gustan. Eso sí leerlos no os va a llevar mucho tiempo
Mirada Envenenada
Ordenaron colocarle una venda en los ojos que bajo ningún concepto se podía retirar, y sin embargo lo hicimos por no escucharle suplicar. Ahora somos nosotros los que suplicamos
Fatalidades
Ordenaron colocarle una venda en los ojos, no colocarle los ojos en una venda. Ahora no tendré más remedio que matarle
Mirada Envenenada
Ordenaron colocarle una venda en los ojos que bajo ningún concepto se podía retirar, y sin embargo lo hicimos por no escucharle suplicar. Ahora somos nosotros los que suplicamos
Fatalidades
Ordenaron colocarle una venda en los ojos, no colocarle los ojos en una venda. Ahora no tendré más remedio que matarle
domingo, 26 de mayo de 2013
Sentenciado
Sentenciado
El Tribunal apreció cierta rigidez en su mirada,
aunque su gesto continuaba serio, y el porte altivo. Hasta escuchar la
sentencia no había dado muestras de arrepentimiento por los crímenes cometidos.
El fiscal se acercó a él con cautela, y tras observarle con detenimiento
levantó la cabeza diciendo: “Señorías, efectivamente el reo ha fallecido”.
viernes, 17 de mayo de 2013
Verdugo y víctima
Este es otro de los micro-relatos que he presentado a "relatos en cadena", de la cadena SER. y que no ha sido seleccionado. La frase de inicio me pareció de las más complicadas hasta a ahora. Para la semana que viene tenemos que preparar uno que comience por: "El Tribunal apreció cierta rigidez en su mirada".
Verdugo y Víctima
Disfrazado de vendedora de manzanas el presidente compareció ante la prensa. No tenía mucho que decir y sí mucho que callar. Cumpliendo a la perfección con su papel, había convertido el país donde vivía en un lugar envenenado del que todos querían huir. Pero en el país del todo vale algunas personas siguieron creyendo en la honestidad y la honradez, y aunque algunos no lo entendieran, lograron salir adelante y construir una vida mejor. Y el presidente dejó de ser presidente, víctima de su fruta podrida
Verdugo y Víctima
Disfrazado de vendedora de manzanas el presidente compareció ante la prensa. No tenía mucho que decir y sí mucho que callar. Cumpliendo a la perfección con su papel, había convertido el país donde vivía en un lugar envenenado del que todos querían huir. Pero en el país del todo vale algunas personas siguieron creyendo en la honestidad y la honradez, y aunque algunos no lo entendieran, lograron salir adelante y construir una vida mejor. Y el presidente dejó de ser presidente, víctima de su fruta podrida
sábado, 19 de enero de 2013
Ignorancia
A veces la ignorancia hace que las personas sean inconscientes de muchas cosas y me atrevería a decir que crueles, como en el micro-relato que esta semana os dejo
Ignorancia
A ver si consigue así que papá no haga más el indio. Desde luego, es que desde por la mañana no paraba quieto, de un lado para otro de la casa, haciendo esas muecas, echándose la espuma de afeitar por el pelo, y balbuciendo como un niño pequeño. Míralo que tranquilito está ahora, conectado a esa máquina. Lástima que no puedan bajar el volumen a ese pitido continuo.
Ignorancia
A ver si consigue así que papá no haga más el indio. Desde luego, es que desde por la mañana no paraba quieto, de un lado para otro de la casa, haciendo esas muecas, echándose la espuma de afeitar por el pelo, y balbuciendo como un niño pequeño. Míralo que tranquilito está ahora, conectado a esa máquina. Lástima que no puedan bajar el volumen a ese pitido continuo.
jueves, 3 de enero de 2013
Un record sacrificado
¿A que alguna vez jugasteis de pequeñitos a eso de ver quien aguanta más sin respirar?. ¿Y a las naves espaciales?. Recuerdo una...
Un record sacrificado.
¿Qué hace ahí fuera Lucas arañando la ventana?. ¡Si el aire fuera del módulo explorador es irrespirable!. Míralo, parece cada vez más desesperado, ya tiene la cara roja y todavía sigue haciendo aspavientos. Por más que le digo que no se ponga nervioso… En fin, ya espabilará. ¿Y ahora para que querrá ese martillo?. ¡No!, no lo hagas, no golpees la ventana!. Y ¡¡¡crass!!! el suelo lleno de cristales. ¡Mamá, Lucas ha vuelto a romper la ventana del sótano!. Y entre pescozones y tirones de orejas, Lucas, en señal de victoria, me enseña en su cronometro como ha batido el record de aguantar sin respiración
martes, 1 de enero de 2013
El año de las erejías
Esta mañana me he despertado con la luz del día entrando por la ventana de mi cuarto. Mientras me desperezaba he recordado que hoy es año nuevo y que ayer me acosté tarde. Me he dado media vuelta y hecho balance del año que ha pasado, supongo que como muchos otros ciudadanos de este país.
Empecé el año con ilusión, como siempre. Familiarmente las cosas iban más o menos bien, y en el trabajo no me iba mal. Pero según las semanas iban pasando la sombra de la crisis, el paro, y los famosos ERES, hicieron su aparición. Cada vez la tensión era más alta: el miedo a perder el puesto de trabajo y el comenzar a hacer cabalas para llegar a fin de mes, son los primeros pasos para dejar de pensar en las cosas que realmente son importantes. Y así llegamos al verano, que como muchos otros supongo, nosotros decidimos pasar en el pueblo. Iba a ser divertido estar allí, con los amiguitos, mucho más que irse de viaje a algún lugar donde no conocemos a nadie. Eso les dijimos a los niños, aunque en el fondo el principal motivo es que el pueblo sale mucho más barato. No obstante lo pasamos bien.
Luego tras el verano y algún que otro percance de salud, motivado según todo el mundo por el estrés, llegó el temido momento. En mi trabajo se iba a hacer un ERE. Todos vivimos unas semanas intensas. Nervios contenidos, rumores, en definitiva sufrimiento. Es duro e incluso injusto, pero al final las empresas hacen lo que la ley les permite hacer, y a día de hoy la ley les permite hacer muchas cosas, que según quien nos gobierna permitirán conseguir unos objetivos que serán beneficiosos para el país. Yo no lo sé, pero me permito el lujo de dudarlo, o al menos mantengo la esperanza de que las cosas se puedan hacer de otra forma. Y me lo permito porque he visto a padres de familia sufrir, a algunos compañeros casi llorar, he presenciado como la preocupación se iba instalando poco a poco en sus rostros, y sobre todo he podido vivir la impotencia que todos sentíamos. Impotencia por saber que lo que ocurría estaba amparado por la ley, esa que dicta el estado que en teoría nos debe proteger a todos. Debe ser que el concepto de protección de algunos debe ser muy distinto al de otros en función de su poder adquisitivo. Impotencia, por ver que la familia, que suele servir de refugio en estas situaciones, está sufriendo la misma situación, y ese famoso “colchón familiar”, ¿se acuerdan?, está agotado.
Yo ante este panorama decidí refugiarme en las pequeñas cosas de la vida, esas que valoramos pero que habitualmente nos pasan desapercibidas, como una sonrisa, un beso o tratar de llevar alegría a los demás. Y también luchar por pequeños objetivos. Así fue como me apunté a la San Silvestre Vallecana. Mientras me preparaba para ella, recibí la noticia. El ERE esta vez no me ha tocado y soy uno de los afortunados que este año ha conservado su puesto de trabajo. Esto contento y agradecido a la vida por ello, pero ¿hasta cuando?
Hoy es año nuevo, y ayer corrí la San Silvestre: ¡preciosa e inmensa! Preciosa por el bonito recorrido que se hace por las calles de Madrid, y por la forma tan fantástica de acabar el año, con los que te quieren y a los que quieres. Inmensa, por que la hacen inmensa todas esas personas, abuelos, abuelas, padres, madres, hijos e hijas, amigos y amigas, que ayer estaban en la calle, unos corriendo y otros animando y aplaudiendo, en el barrio de Vallecas, alegrando el ambiente y haciendo fiesta. Gente de la calle, ciudadanos de a pie, pero personas extraordinarios. Extraordinarios porque seguramente muchos de ellos habrían perdido su trabajo el año que terminaba, porque seguramente estas Navidades han tenido que hacer malabares, para poder celebrar las fiestas y hacer algo especial, y sin embargo allí estaban, haciendo de este país algo extraordinario porque ellos son extraordinarios.
Hoy es año nuevo y yo estoy contento, porque ayer tuve la oportunidad de estar cerca de ellos unos instantes mientras corría, y lo pude ver, y les estoy agradecido. Tengo la esperanza de que algunas de las personas que nos gobiernan, si leen esto, lo sepan ver, y decidan firmemente hacer algo para acabar con esta situación, aunque me temo que algunos, en lo único que se van a fijar es que he escrito erejía sin hache.
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