Sentenciado
El Tribunal apreció cierta rigidez en su mirada,
aunque su gesto continuaba serio, y el porte altivo. Hasta escuchar la
sentencia no había dado muestras de arrepentimiento por los crímenes cometidos.
El fiscal se acercó a él con cautela, y tras observarle con detenimiento
levantó la cabeza diciendo: “Señorías, efectivamente el reo ha fallecido”.