Aún siento en mi boca el sabor de tus besos,
cuando en una hoguera de alcohol quiero recuerdos y penas quemar,
y hacer más soportable la soledad de tu ausencia y su peso,
correr tras de ti, y a tu lado hacer que arda el mar.
Escucho en el silencio el sonido dulce de tu voz,
siento en el aire el olor de tu perfume al respirar,
pero sé que no estás y el alma se me hiela y se nubla mi razón,
y corro, corro tras de ti, para a tu lado hacer que arda el mar.
Y corrí, corrí detrás del viento,
Y busqué, busqué muy dentro,
Y luché, luché contra ese sentimiento,
que no puede con el sufrimiento
de saber que ya no estás.
Hace tiempo que los días se han vuelto simples hojas de calendario grises,
hace tiempo que las noches me sumergen en eternos pozos de soledad,
y a pesar del tiempo sigo anhelando con deseo que tus manos me acaricien,
sigo queriendo correr tras de ti, y a tu lado hacer que arda el mar.
Mi alma se ha convertido en un espejo de cristales resquebrajados,
mi cuerpo, en el reflejo de los que saben que la vida van a acabar,
pero en ese destello de lucidez posible en lo imposible sé que no todo ha terminado,
y sigo queriendo correr tras de ti, y a tu lado hacer que arda el mar.
Y corrí, corrí detrás del viento,
Y busqué, busqué muy dentro,
Y luché, luché contra ese sentimiento ,
pero me pudo el sufrimiento
de saber que ya no estás.