Pues sí, mal que a algunos les pueda pesar, no sé bien por qué motivo, yo soy Ingeniero. Creo que hay veces que nuestra profesión no se valora, quizás por desconocimiento, quizás por ignorancia, nunca por maldad. Somos uno de los colectivos con una capacitación más dura, a los que se les exige mantener un alto grado de versatilidad, a la vez que un conocimiento profundo de los temas que tocan. Nadie nos forma, nos formamos. Siempre nos exigen un ciento veinte por ciento, pero no se esfuerzo sino de un activo mucho más valioso: creatividad.
Por eso para aquellos que no conocen nuestra profesión más allá del hecho de que trabajamos en una oficina (gran error porque el ingeniero siempre esta trabajando) os escribo lo que para mí define el trabajo de un ingeniero.
Ingeniar es el arte de apañárselas uno mismo frente a cualquier cosa. Es el arte de avanzar por donde antes nadie ha marcado el camino. Es el arte de convertir ideas en realidades, el arte de imaginar y construir ingenios. Es el arte de hacer simple lo complejo, de hacer facil lo difícil. Ingeniar es el arte de moverse en los limites de tu conocimiento, es el arte de saber hacer algo sin que te lo tengan que enseñar, porque es hacer lo que nadie ha hecho antes. Ingeniar es en definitiva creatividad en estado puro.
Por eso me hice Ingeniero, por eso soy Ingeniero y por so me moriré Ingeniero. Porque disfruto con mi trabajo, pero sobretodo amo mi profesión. Valorar al Ingeniero como se merece sería el reconocimiento a una profesión que exige un proceso creativo constante mas allá del conocimiento, día tras dia durante toda una vida profesional. No hacerlo es un gran error. Como Ingeniero que soy así lo creo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario