-Había brotado, en medio del huerto, un imponente piano de cola.- Mientras Susito le contaba a papá con entusiasmo los detalles de su nuevo cómic, mamá, botella de whisky en mano, le daba ánimos desde el lujoso salón. -¡Muy bien Susito! Escribe historias y véndelas.
Pero papá estaba distraído. Seguía con la mirada a nuestra cuidadora. Ella de vez en cuando se volvía hacia él haciéndole un guiño, para luego agacharse a recoger alguna cosa. Y él, le correspondía con una sonrisa.
Yo, harta de todo, decidí desaparecer e irme, no sin antes acabar con todos, menos con Susito. Veinte años más tarde, me siguen gustando sus cómics.
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