Bueno, pues como os prometí la semana pasada, el micro-relato de esta semana es un poco diferente a la línea que venía siguiendo. Espero que os guste.
Bochorno adolescente.
“¡Con cuidado para que no se les caigan los alfileres!”. Así fue como el sastre, de aires amanerados, le dijo a mi prima Puri que se probase el vestido de novia. Pese a mis protestas, mi madre me había obligado a soportar aquel bochornoso espectáculo. “No tengo con quién dejarte”, me había dicho. ¡Ni que fuera tan pequeño!. Tras toda la tarde allí sentado, pensando qué decir a mis amigos, fue cuando a mi prima Puri se le cayeron los alfileres, y yo, entre avergonzado y sorprendido, pude ver por fin mi primer par de tetas, mientras mi madre trataba de taparme los ojos.
Ángel por favor!, que me voy a ruborizar. Yo también recuerdo mi primera teta. En mi caso no fue un par, sino una solitaria, durante una fracción de segundo. Era el 31 de diciembre de 1987 y días después en el colegio todos camtabamos lo mismo: "Boys, boys, boys,..."
ResponderEliminarNo hombre no, no es una historia real!. Eso sí yo también recuerdo aquella nochevieja.
EliminarGracias por tu comentario.