sábado, 24 de noviembre de 2012
Separaciones
Déjala a ella que sea pájaro y conviértete en el aire que sustente su libertad. Déjala a ella que sea león y conviértete en la tierra en la que crezca su espíritu. Déjala a ella que sea delfín y conviértete en el mar en el que navegue su vida. Déjala a ella ser, porque solo siendo se aprende a vivir, y solo viviendo se aprende a ser. “Papá ¿estás enfadado?”. ¿Enfadado? No. Sorprendido de no saber dónde estaba yo mientras ella estaba creciendo. Y al darle un abrazo cariñoso, mirando la foto de su madre, me preguntaba qué otras cosas me habría perdido.
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Es muy tarde para hacer un comentario ingenioso o enjundioso pero sí es momento de animarte a que sigas publicando tus microrrelatos. Me encanta este último y, por supuesto, el de Alvarito, que me recuerda a las historias que se inventa mi hija mayor.
ResponderEliminarTe agrego a Favoritos para seguirte, notarás mi aliento en tu nuca (ostiaaa, que macrogay suena eso)
Enrique